viernes, 28 de enero de 2011

Para ponderar sus actos


Cómo en nombre del progreso
troncharon el dominio del frescor y la verdura:
desgajaron la copa milenaria,
arruinando el vuelo del jaguar
y el ignoto semblante del quelonio.

Cómo en beneficio de un puñado de bárbaros
quemaron naciones enteras
de saltamontes y mariposas
y se bebieron todas las aguas
con divisiones criminales de tractores.

Cómo no les importó
que al bosque sucediera una pelada llanura
si con ello se abultaban sus bolsillos.

Cómo no tuvieron inconveniente
en envenenar el cielo y colocar más allá del cielo
los huevos latentes de la última
de todas las desgracias.

Cómo no satisfechos se lanzaron a la mar
ojiva en ristre
y se enaltecieron y se fotografiaron
entre vísceras de inocentes cetáceos.

Cómo nada extraño hallaron
en meter al hombre en una caja de gases
y en borrarle su memoria fraterna
a base de comerciales confort y hamburguesa.

Cómo sin ningún sonrojo
edificaron su fortuna
sobre el cadáver mismo de la vida.

No podemos ponderar sus actos
sin sentir rabia extrema y desconsuelo.

Cómo su brutalidad no tuvo coto
ni su iniquidad tangente.

Cómo fueron capaces de tanto.

perdónalos tú Señor,
porque nosotros no podemos.

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